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Mostrando entradas de agosto 31, 2009

Los Dioses de Sábol

Sábol no era un lugar como otro cualquiera. Era tan pequeño que todos sus habitantes se trataban como si fueran familia, tanto que cuando uno se hacía mayor aprendía que a quien había llamado "tío" toda la vida en realidad no lo era, pero aun así, nunca dejaba de llamarlo "tío". Entre tíos, primos y demás familiares postizos tenían su palacio los Dioses de Sábol. Éste estaba justo al final del reino y para llegar había que atravesar la calle principal, recorrido que pese a ser corto podía durar horas, ya que no estaba permitido, por decreto real, cruzar la avenida sin parar a saludar a todos y cada uno de los vecinos que salían a tu paso. Así, era muy frecuente tener que parar en la entrada, donde había quien salía en busca de conversación mientras simulaba esperar un autobús. Allí podía hacerse de noche mientras unos y otros arreglaban el mundo y vigilaban curiosos quién entraba y salía de Sábol. También habría que pararse en la cantina, donde tanto se podía comp