Un jardín de verdad con ranas de cartón

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Reclamaciones a RENFE Cercanías

Hoy día de fin de año, los 31 motivos por los que debemos dejar de usar RENFE cercanías. 1. Nunca cumplen los horarios. 2. Las estaciones son sucias y roñosas. 3. Los trenes huelen mal. 4. Los asientos son sucios, viejos, incómodos y tienen chicles pegados por todas partes. 5. Falta personal de seguridad en las estaciones. 6. Si tu tren llega tarde pasadas las 10 de la noche, no tienes derecho a la devolución express pq en las estaciones no queda ni el apuntador. 7. Si se te ocurre, al día siguiente, reclamar un billete de la noche anterior, te dan un número de fax del que nunca obtienes respuesta. 8. En las horas puntas de la mañana, no hay suficientes trenes y con frecuencia ocurre que una sola persona no puede subir a un tren porque NO CABE DENTRO. 9. Al punto anterior, añadámosle que muchos vagones no tienen aire acondicionado en pleno mes de julio. 10. Los transbordos en cercanías son una utopía, a menos que entre tren y tren se tenga un margen mínimo de una hora. 11.
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¡Di Zapastra!

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Cuando vivíamos en Inglaterra, Gerard buscaba como loco en la biblioteca universitaria un libro de Juan Marsé. Cuando quisimos comprobar el resultado de juntar las dos primeras sílabas de nuestros apellidos, me dijo riendo "qué nivel! te sale Clara MarSe!". Cuando discutimos sobre si un escritor debe o no ir a la universidad, siempre explica que Juan Marsé, de formación autodidacta, trabajó en una relojería antes de publicar. Y a mí, llamadme simple, me hizo gracia el hecho de que Juan Marsé sea del Carmelo, por haber vivido siempre cerca de este barrio, y haber tenido la desgracia de hacer prácticas de coche por sus calles empinadas: El Monte Carmelo es una colina desnuda y árida situada al noroeste de la ciudad. Manejados los invisibles hilos por expertas manos de niño, a menudo se ven cometas de brillantes colores en el azul del cielo, estremecidas por el viento y asomando por encima de la cumbre igual que escudos que anunciaran un sueño guerrero. En los grises años d
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Sí, os quiero

¡He vuelto! Me creeré eso que me decís de "yo leo tu blog, pero nunca te dejo ningún comentario", porque parece ser que no entendéis q sin comentarios la cosa no tiene gracia. He intentado varias veces crear una entrada en las últimas semanas. Quería escribir sobre la final de la Champions, sobre alguna serie de dudosa reputación, sobre la expulsión injusta de un triunfito que me cayó en gracia o sobre la alcohólica verbena de san juan. Pero cuando me sentaba a escribir no me salían las palabras, y eso me ofusca y me hace poner de mala leche, así que he dedicado mis ratos libres a "morenear", sin conseguirlo,y poniéndome de más mala leche todavía. Conclusión: intentaré escribir y que salga lo que salga. Quiero hablar de bodas. Oh, sí, la boda, esa extraña palabra que nos provoca risa y urticaria durante años hasta que de repente cumples 28 y empiezan a casarse todos tus amigos. Cuando alguien te dice "me caso", lo primero que piensas, mucho antes del &
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