Tengo un año

Ya soy oficialmente adulto. ¿Qué significa eso para alguien como yo? Pues que paso de comer pienso de cachorro a pienso de adulto. Nada más. Es así de triste mi vida.

Tengo un año y no sólo no me hago pis en casa sino que cuando no me puedo aguantar lloro y pido que me saquen a la calle. ¿Y qué obtengo a cambio? Nada.

Siguen sin dejarme subir al sofá. Siguen sin dejarme subir a la cama. Siguen sin darme comida cuando cenan. Siguen limpiándome las orejas cada semana con ese líquido repugnante. Siguen sin dejarme jugar con la papelera del despacho y sin coger calcetines del cubo de la ropa sucia.Yo, la verdad, no entiendo qué hay de malo en todas estas cosas. Y como no le veo nada de malo lo seguiré haciendo hasta que cumpla 100 años, que es todo lo que pienso vivir. A veces me pillan en alguna trastada pero como ya soy bastante fuerte (24kg) y rápido, cada vez me es más fácil escapar. Si subo a la cama y no quiero bajarme, hago peso muerto. ¡Flipan para hacer que baje! Y cuando robo algo me persiguen enfadados por toda la casa y me dicen cosas raras como "jeta, que eres un jeta". A veces se ríen. Entonces significa que están enfadados pero un poco jugando y puedo correr más por el piso porque la cosa no va muy en serio. Son difíciles de entender los humanos pero cuando te haces adulto hay cosas que ya no se te escapan.

Este verano me llevaron a Galicia y la verdad es que me aburrí un poco. Yo sólo con ellos, ¿qué esperaban? Unas vacaciones sin mis colegas, menudo rollo. Allí sólo había vacas y una perra vieja y antipática que no paraba de gruñirme. Pedazo de vacaciones eh! Pues por si esto fuera poco, me llevan a una casa con un montón de escaleras donde tuve la desgracia de fastidiarme los ligamentos cruzados de una rodilla (sí, tengo rodillas y sí, tengo ligamentos cruzados, como los futbolistas). Y veterinario arriba y veterinario abajo. Hasta me hicieron una prueba en la que me tuvieron que dormir entero. Vaya días pasé. Ni comía ni me movía de mi sitio. Me dolía hasta estirado, no sabía cómo ponerme (mirad la foto). Gerard estaba súper preocupado. Pensaba q me iba a quedar inválido o algo.

En fin, que tenía muchas ganas de volver a mi casa, al Parc del Turonet y a reencontrarme con mis amigos. Y cuando por fin me trajeron me hizo tanta ilusión que pensé que tenía que marcar mi territorio para que quedara claro que aquí es donde quiero estar, que por favor no me lleven más a pueblos extraños. Y levanté la pata por primera vez. Ahora voy tan ancho por el parque dejando meaditas aquí y allá y han dejado de darme chuches. Pero no me importa, mear en la calle tiene su qué.

Sigo quedando con mis amigos de siempre, con los que somos más o menos de la misma edad, aunque hay alguno al que ya no soporto. Un tal Jacob (estos nombres abundan mucho donde yo vivo), que se ha hecho grande y me vacila. Por ser Golden, blanco y esbelto se cree el rey del mambo y yo es que no puedo con él. Así que he tenido que sacarle los dientes en más de una ocasión. Y la gente se extraña cuando me enfado, como si por tener orejas grandes y patas cortas uno no tuviera su carácter. Que me saca dos cabezas, sí, pero no me intimida porque ya os he dicho que yo tengo mucha fuerza.

Bueno, voy a irme despidiendo que tengo un par de cosillas por hacer antes de la comida, que si no después me entra el sueño y no me concentro!

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